La aventura de ser docente

De acuerdo con la lectura de Miguel de Unamuno coincido en muchos puntos de vista que se nos presentan a todos o a la mayoría de los profesores, tengo 4 años impartiendo clases en el Colegio de Bachilleres las materias de Introducción al trabajo, Administración General, Administración de Recursos Humanos y Desarrollo Organización, cuando me propusieron dar clase de esas materias para mí era pan comido ya que fui egresada de La UNAM de la facultad de Contaduría y Administración y trabaje más de 20 años en Empresas Privadas en el área de Recursos Humanos, así es que tenía bastante experiencia en la materia, pero a la hora de estar frente al grupo de jóvenes ávidos de conocimientos y no saber ¿Cómo empezar, ni cómo llegar a la mente de cada uno de ellos, fue un tanto frustrante, ya que no basta con tener toda la experiencia y conocimiento de la materia es necesario contar con las técnicas y métodos pedagógicos y psicológicos para poder construir conocimientos de forma, que se les pueda sembrar la inquietud del tema antes de ser visto, interesándolos por el tema, conectándolos los conocimientos con la vida real, dejando el papel de maestros con poder para convertirnos en servidores del conocimiento, pensando que tratamos con jóvenes humanos con problemas diferentes, dejar de verlos como simples números de lista, acercándonos a ellos, bromeando de vez en cuándo con respeto sin pensar que uno deja de ser el profesor por acercarse a preguntarles si se sienten bien o si algo les ocurre, cuando están tristes. Es muy cierto que uno aprende con base al ensayo- error, pero es tan gratificante el ser maestro y no lo digo por el aspecto económico sino espiritual y profesional que somos parte de todos y cada uno de nuestros jóvenes estudiantes, que llevan semillas de conocimientos, armas para defenderse en un futuro cercano tato en su vida profesional como en su vida diaria. Yo creo que el punto de partida de ser excelentes en nuestro trabajo es amándolo lo que uno hace, por lo que tenemos el privilegio de ser docentes